Estoy convencida de que cuando creamos estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor.
Cuando expresamos nuestro sentir de manera creadora estamos generando una fuente de alimento para esta sociedad que, sin ser muy consciente de ello, ansía y necesita nuevos lenguajes, otras alternativas, revisiones del cotidiano, resonancias para despertar del letargo diario que se nos adjudica.
Cuando nos sintonizamos con el acto de crear nos involucramos en un compromiso que es humanizante, que va a la esencia del ser creador, al despertar, que reivindica la transformación, dejar atrás lo fijo, lo estático, lo rancio y lo caduco.
Al crear estamos generando red fértil, alimentando nuestra naturaleza transformadora, sintonizándonos con la tierra, sus mensajes, su poder, el nuestro.
No es necesario crear para mostrar, para exponer, para movernos en el mundo comercial del arte. Al crear desde y para el alma, nos convertimos en maestras y canales de la vida, en portadoras de mensaje, en transmisoras del sentir más sensible y necesario.
Creemos, seamos libres en nuestro crear.
Sintamos el sentido que todo ésto conlleva y el valor que nos ha sido entregado para despertar y alimentar senderos. Los nuestros primero, los de otras también.
Creemos