La temática de este tercer encuentro ha sido: Mapeo rural_ del cuerpo al territorio. Y en torno a la idea de mapa hemos ido trabajando a lo largo de estos días de residencia, hilando lo interno y lo externo, el propio territorio corporal y ese territorio más allá de la piel que también es parte de nuestro mapa cotidiano y que nos define, nos interpela y nos invita a crear dentro de una idea compartida de comunidad y de pertenencia.
María Esteve
La Casa Móvil ha sido para mí un espacio de cuidado mutuo, de compartir, relajarnos y poner en común ideas. Nos hemos nutrido y cuidado como artistas, conociéndonos en el proceso. Marina y Carlos nos han acompañado en esta experiencia, mostrándonos la sierra cercana a Algodonales. Carlos, con su conocimiento, iba nombrando y describiendo las plantas del lugar, algo que me resultó fascinante. No dudé en anotar cada nombre en mi libreta.
En el pueblo, la gente me paraba, me preguntaba. Hubo una interacción constante con los habitantes, y sentí que tenía un papel importante allí. De alguna manera, acercaba el arte a lo rural, explicando en la calle qué hacía y compartiendo mi proceso. Creo que es una forma hermosa de llevar el arte a otros espacios.
Desato los hilos que atan mi libreta y dejo que la huella se impregne sobre el papel. Cada trazo, cada paseo, queda registrado en esta cartografía viva, en este mapa del lugar. La memoria del territorio se despliega entre pliegues que se transforman en caminos. Entre fragmentos de un cuaderno deshecho, recompongo la geografía de un pueblo, la tierra dibujada.
Pilar Rodríguez
En estas miniresidencias he trabajado con cuencos de papel de algodón, de diferentes tamaños, como representación de mi cuerpo. Mi cuerpo como ese primer territorio que habito, yendo, en mi cotidiano, a la zona del útero una y otra vez para ir a la raíz, a mi escucha, al silencio, a la presencia…para estar en mí, para sostener emociones, para conectar conmigo misma, con el vacío creador…y desde ahí, ir al exterior.
Natalia Escaño
No hay límite claro entre cuerpo y territorio, entre lo interno y lo externo. Si paso mi mano sobre la corteza de un árbol y dejo mi calor en ella, ¿dónde termina mi piel? Si respiro el aire húmedo de una montaña y ese aire se vuelve parte de mi sangre, ¿quién habita a quién? La investigación se vuelve más densa cuando el cuerpo se convierte en archivo de memorias del paisaje: marcas en la piel que hablan de heridas, de viajes, de la resistencia de habitar ciertos espacios.
Imagino una exploración en la que el cuerpo y el territorio dejen de ser entidades separadas y comiencen a leerse como una misma cartografía en transformación. Pienso en una investigación que parta desde la experimentación, desde la acción, desde el tacto, desde el recorrido. Un mapeo que no sea solo representación sino experiencia directa, donde el cuerpo se convierta en superficie de inscripción del territorio y el territorio en una extensión de la piel. ¿Cómo sentimos el paisaje en el cuerpo? ¿Cómo las texturas del entorno quedan grabadas en nuestra memoria física?
Un juego entre lo visible y lo invisible, entre lo material y lo sensorial. Experimentar es perderse en el territorio para encontrarse en el cuerpo, y perderse en el cuerpo para descubrir nuevos territorios posibles.
José Luis Lozano
Describiría esta obra como un baile continuo desde dentro hacia fuera. Elementos como el sol, la tierra, los árboles, las impresiones del medio urbano y rural han dado como resultado un collage. Que puede evocarnos a una brújula personal o del entorno. En la obra he ido registrando mis estados internos y la suma de experiencias vividas en las MiniResidencias.