El Ego y el Ser

Cuando puedo identificar que detrás de mí hay un ego que me impulsa, que me condiciona y que me limita, una doble piel que parece representarme y permitirme mostrarme al mundo, entonces puedo reconocer también que mi Ser late presente en lo más profundo y que puede, poco a poco, permitirse salir a la luz.

No creo que haya que matar al Ego, como dicen algunos. El Ego tiene su función. Nos permitió salir adelante y protegernos en tiempos de vulnerabilidad y falta de recursos. Nos ayudó a superarnos y a afrontar la vida cuando éramos niñas-os. Menos mal que hemos podido desarrollar estrategias para adaptarnos y sobrevivir, menos mal!!

Cuando iniciamos un proceso de autoexploración profunda, aparece el Ego, ahí, con toda su fuerza. Y creemos que para evolucionar debemos superarlo, trascenderlo, dominarlo. Nos volvemos obsesivos por no ser lo que ya somos. Nos queremos «sanar» pero parte clave de este proceso de sanción es la aceptación de lo que somos. Y somos también máscara, sombra. Somos miedo, duda, vulnerabilidad, falsedad, contradicción. Somos locura, vergüenza, envidia y prepotencia. Somos todo ésto y más.

Y esta es nuestra Verdad con mayúscula. Integradora, amorosa para con todo lo que aparece y quiere pertenecer.

A lo largo de los años y atravesando largos procesos de mirada introspectiva, he llegado a cuestionarlo todo, atreviéndome a atravesar desiertos y paisajes desconocidos. Me he dado cuenta de que no podemos crecer si no es con el Ego de la mano. Se hace necesario ponerlo de nuestro lado, aliarnos, atenderlo y entenderlo. Se hace fundamental ser compasivas con la humanidad que nos define y reconocernos humanas. Y también incapaces, creadoras, creativas, cambiantes, generadoras de vida y de muerte. Al reconocernos tan cerca de la salud como de la enfermedad, nos damos el permiso de crecer, de decrecer.

Porque el crecimiento y el decrecimiento también van de la mano, son lo mismo. No podemos subir si no bajamos, no podemos ampliarnos si no nos encogemos en nuestros dolores y permitimos que sean, que duelan, que existan.

Así que aquí estoy haciendo un alegato a favor de la vida, vida que acoge al Ego y al Ser en partes iguales. Y desde la creatividad maravillosa que nos pertenece y tomando conciencia de todo esto,  podemos probar, salirnos del tiesto, permitirnos soltar y apropiarnos de lo que queremos… movernos en definitiva, fluir de la salud a la enfermedad en un compromiso continuo.

Eso es lo que nos toca: comprometernos. Todo lo demás son ideales.

 

 

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