Mujer que sana. Arte y Creación al servicio de la vida.

Hace seis meses preparaba una exposición que para mí estaba llena de sentido. 

Era el resultado de 3 años de trabajo personal en base a mi recorrido por la formación en Movimiento Expresivo y Terapia Psicocorporal Río Abierto. Un trabajo hermoso y profundo que inicié en el CPH de Jerez de la mano de Charo Fernández e Inma Fernández en el año  2016. 

Esta exposición no ha visto la luz, pero ya he puesto en movimiento algunas de estas imágenes en carteles para mi trabajo como arteterapeuta. He decidido que este es también un buen medio para ser mostradas. Así que aquí estamos!! Iré compartiéndolas también desde mi sentir. Con la idea de que mi trabajo en esta época de confinamiento pueda también atravesar fronteras y contagiaros-contagiarnos.

 

SOY RAIZ. 40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Mis pies pisan el suelo de mis ancestras y se llenan de polvo, se endurecen al sentir la tierra, se abren y expanden fuertes, sólidos, buscando las profundidades y deseando abrazar y hundirse en la tierra fértil de la que vengo. 

Soy raíz, soy tierra, soy tambor rotundo que marca el paso y el peso, que señala y dice dónde, dice hacia dónde.

Hondo, en la hondura hacia dentro encuentro el motor de mi vida, el eje que me sostiene y me mantiene en este ir y venir. En la herencia de la tierra me reconozco.

Soy tierra, árida y fértil, extensa y amplia, diversa y rica.

Soy capas, estratos, solidez, densidad y también ligereza. 

Soy alimento para esta tierra que soy, soy impulso para habitarme tierra y recogida que todo lo abraza.

Raíz. Mujer raíz. Soy todas vosotras, soy nosotras. Soy animal y tribu, soy tú, soy yo, somos todas, somos Una. 

 

MOVER LAS AGUAS. 40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Desde las profundidades de mis aguas internas nace un susurro casi sordo. Pero lo oigo. Está ahí. La vida. 

Como un sueño lejano del que hay que tirar al amanecer, la llamo, sigo el hilo que me lleva a ella.

En este lugar está todo mi poder de creación, cre-activo, voluptuoso, sinuoso. Desde aquí descubro mi poderío y mi sabiduría. Y me habito mujer, hermana, madre. 

Soy madre que acoge y recibe, fuente de vida, amplia, ancha, reposada y serena. Me reconozco en mí, simplemente estoy, ¿y si he dejado de buscar?

La naturaleza me atraviesa y me trae a mi realidad, a través de los dolores y las pérdidas, las heridas de todas mis mujeres, los adioses. Y todo sigue estando ahí. 

Muevo las aguas, hago surcos pequeños, amplios. Me entrego a la corriente poderosa que todo lo lleva. Soy torbellino, ola y marea. Soy orilla, cauce, fértil, frondosa.

Desde este movimiento de mis aguas internas tomo el pulso de la vida y danzo, juego, disfruto, gozo.

El arte se hace piel y me concede la autoridad de recrearme una y otra vez en mi cuerpo, en mi deseo, en mi vida, en mis aguas.

Ocupo todo el espacio que necesito y merezco, lo danzo, me desplazo en un fluir continuo, sintiendo esa red de mujeres conectadas en la experiencia habitada y encarnada de Ser Mujer. 

Y ahí está. La vida.

 

FUEGO INTERNO. 40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Todas giramos en torno a un sol. Al propio sol. Es el sol que nace de nuestro centro, radiante, expansivo. Y el sol que todo lo contiene. Desde el centro del centro todo se regenera. Es el cordón umbilical que nos vincula a la madre, a la vida, a lo tierno, lo blando, lo vulnerable. 

Desde las tripas surgen mis movimientos de contracción y de dilatación, los entresijos de mis entrañas, los giros de la vida misma. Y también desde ahí nace con todo el calor, el fuego, el combustible que me impulsa, que alimenta hacia abajo mi acción, hacia arriba mi corazón, conectando, con toda la verdad de la que soy capaz.

Fuego, rojo, radiante, potente, calor, pulso, el pulso de la vida en mi centro. 

Tripas. Se hace urgente aprender a atender a las tripas, a las propias verdades, confiar en ellas, respirar desde ellas, pensar con ellas mismas. Ahí enlazamos con una parte salvaje, visceral y muy auténtica. Cuánta falta nos hace bajar a las tripas, una y otra vez, aprender a sentirlas, escucharlas, confiar… confiar, confiar, confiar.

 

AIREAR ESPACIOS. 40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Cuando vuelvo mi mirada hacia dentro, puedo llegar a un lugar cálido, donde late el pulso, donde se instala el amor. Y es ahí desde donde florecen mis alas. Abro espacio, como si fuera un mascarón de proa, diosa de estos aires que me recorren y me acarician el pecho. 

Airear, ventilar, abrir ventanas al mundo. Y que mis brazos sean extensiones de este amor que bulle por mis adentros. 

Aires, remolinos, torbellinos que me alocan, brisas que suspiran mis penas, vientos que se llevan lo viejo y me dejan con el sabor a confianza y con la paz de de la mano.

Mi pecho alberga un mundo y hay espacio para todo. Mi corazón se hace grande y recibe la gracia de la vida, en estado puro.

 

MI VOZ.  40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Mi voz está hecha de susurros y gritos, de secretos y verdades.

Suavizo mi canal de paso, acariciando, ensanchando sus paredes, abriendo la puerta para que salga lo que quiere salir. 

Desde lugares remotos surge este impulso de nombrar, nombrar lo que es, comunicar, compartirme a través de las palabras, los cantos, el tarareo tímido y el aliento de la entrega.

Risas, llantos, suspiros, gemidos. 

Cada uno de mis sentires tiene voz, color, trama. Y todo esto toma el impulso allá donde nace para encontrar el camino de salida, para nacer a un afuera y dejar su huella en los otros.

En este espacio común comunico, entro en contacto, me expongo, me comparto.

Y también encuentro otras voces, otras maneras, otros paisajes.

Desde ahora elijo no tragar, no tapar, no callar. 

Desde ahora ya me hago cargo de mi voz y lo doy su sitio. 

Desde ahora me acompaño y me repito: tienes voz propia, es legítima, hónrala.

 

MI FOCO. 40X50cms. Técnica mixta sobre cartón. 2020.

Cuál es el centro de mi mirada? Hacia donde la dirijo?

Si no hay claridad de hacia dónde vamos no podemos ir a ningún lugar, sólo vagar, dar vueltas, seguir la inercia. Pongo el foco. Me enfoco. Siento mi mirada atravesar nebulosas y contemplar desde un lugar despejado, concreto y amplio al mismo tiempo. Me hago cargo de mi cuerpo, de mi deseo, de mi sentir, de mi necesidad y al nombrarla, también puedo enfocarme y tomar contacto con algo más grande que yo. Mi mente es también templo sagrado, toda la sabiduría de la vida puesta en mí, claridad, verdad, comprensión.

Atravieso la locura de lo mental, la esclavitud de esta mecanicidad automática que a veces todo lo arrasa. Y siento esa amplitud del universo en mí, grandeza que a veces todo lo abarca. Me abro a la confianza.

Serena, completa, inmensa, eterna. También soy y descanso en lo sagrado de la vida en mí.

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